
Una de las cosas que he logrado entender desde una perspectiva diferente a partir de mi ingreso al Subud, es la muerte. Antes la veía rodeada de mucho dolor, hoy la veo como un tránsito de una condición a otra, cuyas determinaciones circunstancias y aprendizaje están signadas por la voluntad de Dios, y como parte de esto por el crecimiento del mismo ser que atraviesa ese umbral.
Hago esta reflexión, motivado por la partida de nuestro hermano Hamilton Manley, quien en vida fuese el representante a nivel mundial de la juventud Subud, a quien tuve la oportunidad de conocer en el Congreso de Juventudes de abril en Amanecer Colombia. Hamilton estaba sin lugar a dudas lleno de vida, lo recuerdo jugando feliz con los muchachos del congreso en las actividades planificadas para el encuentro.
Tuve la oportunidad de compartir con él en un juego de volibol, en otro de Basquet, en un paseo en una Chiva con Papaya, y en una improvisada lleva, durante el Salamatán de agradecimiento por el encuentro realizado por los organizadores, y si algo me sorprendió de Hamilton era su entrega amorosa al juego con una alegría de niño que denotaba una gran felicidad.
Aunque no sé su edad exactamente, debía tener unas seis décadas más o menos y era evidente que ya se había deslastrado de muchas de las ataduras que uno mantiene con este mundo, disfrutaba de las cosas sencillas, lleno de ánimo, no necesitaba alientos, èl era el que alentaba, ni esperaba una invitación, él era quien invitaba a los muchachos a disfrutar de la vida como en una aventura, bailando, cantando y mimetizándose con la belleza de una Colombia cálida y amable.
Si alguien me hubiese dicho en el evento que un hombre tan vital como Hamilton moriría a penas a unos meses, no le habría creído, no en un hombre que exhalaba salud, que era un enamorado de la vida y que se acercaba a los jóvenes conscientes de lo que estos necesitaban como la potencia que son de un gran futuro, pero así son las cosas de Dios. Y gracias al Subud, uno puede entender que básicamente Hamilton ya había aprendido lo que necesitaba y dios lo estaba premiando con una promoción temprana a un universo mucho mejor que esté. Feliz viajes amigo.
He sentido mucho su partida y desde aquí junto a los demás miembros del Subud Venezuela nos hacemos solidarios con sus familiares y con la comunidad Subud que en el mundo entero lo está extrañando en este momento.
Pàvel Mudarra. Consejero Kejiwaan
3 comentarios:
Hola Hermanos,
Soy Subudista que recibí mi apertura en Bogotá, resido actualmente en Caracas y quisiera entrar en contacto con Uds. No sé donde se reunen
Por cierto mi correo es gamez_antonio@hotmail.com y mi celular 0416 4005049 si me pueden enviar alguna información se los sabria agradecer.
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