miércoles, 29 de julio de 2009

Ramadan en Amanecer


La noche del 20 de agosto comenzará el mes del Ramadan, y los subudistas que quieran compartir ese tiempo con hermanos entregados al latihan y al compartir espiritual pueden viajar a Amanecer, uno de los más privilegiados lugares con los que cuenta el Subud en el mundo.

El presidente de Subud Colombia, Lucas Roldán, envió a Subud Venezuela un correo de invitación dirigido a todos los interesados en retirarse temporalmente de su vida cotidiana y entregarse a Dios. Amanecer está ubicado en la región de El Quindío (Armenia, Colombia), en plena zona cafetalera; ofrece habitaciones, salón de latijan, comedor y grandes zonas verdes
RESERVACIONES: Shifra Goldstein - amanecerfundacion@gmail.com
LEYENDA: El querido Halim Barreto, quien vive en Amanecer desde hace años, muestra el cultivo de piña-oro miel, un proyecto que le emociona.

“Este entrenamiento espiritual, el latihan, es una repetición de algo que ustedes han olvidado. Es el medio por el cual pueden sentir, recibir y, en su momento, saber lo que ocurre cuando su sentir interno se conecta con su alma. El latihan que siguen recibiendo y practicando puede que no parezca muy intenso, pero, en realidad, hay un progreso gradual. Esto se debe a que en el proceso de esta repetición que están recibiendo, necesitan limpiarse de todo, de toda la suciedad y de todas las faltas que se han filtrado en su sentir interno y que empezaron con sus antepasados hasta llegar a ustedes. Bapak quisiera explicar que la suciedad y las faltas que han entrado en el sentir interno, desde el tiempo de sus antepasados hasta llegar a ustedes, son las presiones del mundo, la influencia del mundo sobre el sentir interno. De hecho, esta influencia terrenal es el resultado de los deseos que residen en su corazón y en su mente. Es verdaderamente correcto que ustedes hayan tomado esta influencia del mundo, la cual se encuentra en su sentir interno, en su corazón y su mente. Realmente la necesitan para poder disfrutar y adaptarse a la vida en esta Tierra. Sin embargo, nada de esto tendrá utilidad alguna en su vida después de que hayan muerto. No obstante, no necesitan ni tienen por qué descuidar o dejar de utilizar la influencia del mundo que se ha infiltrado en su corazón y su mente, porque los seres humanos la necesitan mientras viven en esta Tierra. Pero además de hacer cosas y de actuar como lo hace la gente que vive en este mundo, asegurando todo lo que necesitan para satisfacer su vida, la Voluntad de Dios es que ustedes reciban y sientan el Poder de Dios que trabaja en su sentir interno y que limpia y repara lo que está mal. Así pues, finalmente podrán actuar como seres humanos en esta Tierra, sin ser ajenos a ella y siendo como las demás personas, pero que también pueden entender y recibir la manera en que vivirán después de que mueran”. Charla de Bapak. Adelaida, 5 de marzo de 1973.

viernes, 3 de julio de 2009

Hamilton Manley


Una de las cosas que he logrado entender desde una perspectiva diferente a partir de mi ingreso al Subud, es la muerte. Antes la veía rodeada de mucho dolor, hoy la veo como un tránsito de una condición a otra, cuyas determinaciones circunstancias y aprendizaje están signadas por la voluntad de Dios, y como parte de esto por el crecimiento del mismo ser que atraviesa ese umbral.

Hago esta reflexión, motivado por la partida de nuestro hermano Hamilton Manley, quien en vida fuese el representante a nivel mundial de la juventud Subud, a quien tuve la oportunidad de conocer en el Congreso de Juventudes de abril en Amanecer Colombia. Hamilton estaba sin lugar a dudas lleno de vida, lo recuerdo jugando feliz con los muchachos del congreso en las actividades planificadas para el encuentro.


Tuve la oportunidad de compartir con él en un juego de volibol, en otro de Basquet, en un paseo en una Chiva con Papaya, y en una improvisada lleva, durante el Salamatán de agradecimiento por el encuentro realizado por los organizadores, y si algo me sorprendió de Hamilton era su entrega amorosa al juego con una alegría de niño que denotaba una gran felicidad.


Aunque no sé su edad exactamente, debía tener unas seis décadas más o menos y era evidente que ya se había deslastrado de muchas de las ataduras que uno mantiene con este mundo, disfrutaba de las cosas sencillas, lleno de ánimo, no necesitaba alientos, èl era el que alentaba, ni esperaba una invitación, él era quien invitaba a los muchachos a disfrutar de la vida como en una aventura, bailando, cantando y mimetizándose con la belleza de una Colombia cálida y amable.


Si alguien me hubiese dicho en el evento que un hombre tan vital como Hamilton moriría a penas a unos meses, no le habría creído, no en un hombre que exhalaba salud, que era un enamorado de la vida y que se acercaba a los jóvenes conscientes de lo que estos necesitaban como la potencia que son de un gran futuro, pero así son las cosas de Dios. Y gracias al Subud, uno puede entender que básicamente Hamilton ya había aprendido lo que necesitaba y dios lo estaba premiando con una promoción temprana a un universo mucho mejor que esté. Feliz viajes amigo.


He sentido mucho su partida y desde aquí junto a los demás miembros del Subud Venezuela nos hacemos solidarios con sus familiares y con la comunidad Subud que en el mundo entero lo está extrañando en este momento.

Pàvel Mudarra. Consejero Kejiwaan