


Una casa cálida, siempre abierta a los hermanos de todos los lugares, y la sonrisa tranquila que continuamente acompaña a los bogotanos, van de la mano en la Casa Subud de Bogotá. Les enviamos un abrazo a las ayudantes que gentilmente nos permitieron acompañarlas durante uno de sus latihanes, y que lo hagan extensivo a todo el grupo. Saludos desde Venezuela.
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